Mientras los estudiantes acuden en masa a DC para el minisemestre, dos estudiantes reflexionan sobre la experiencia de acudir a clases desde casa.
Este año escolar ha sido como ningún otro y ha pasado factura a todos los estudiantes de AU. Es difícil encontrar la energía para trabajar durante una pandemia global, pero debemos hacerlo. Siendo un estudiante de primer año en una universidad, solo puse un pie en ella una vez que me demostró que había mucho más en la experiencia universitaria que solo lo académico. Como estudiantes, intentamos estudiar junto con compañeros y tener conversaciones significativas, pero, este año nos quedamos con grupos de reunión incómodos por Zoom.
Ser estudiante de primera generación en American University es algo muy raro en el sentido que no es fácil encontrar lugar. No eres residente en D.C., ni tienes dinero para visitar, pero sientes que todos tus compañeros están en D.C. Es difícil ver que todos mis compañeros están disfrutando de la vida en AU mientras yo estoy atrapado en casa. Definitivamente no me siento como parte de esta comunidad, ya que nunca he vivido la experiencia de ser un Águila.
Habiendo dicho eso, estar en casa ha tenido sus ventajas, como las comidas y alojamiento gratis. Los únicos problemas a los que me he enfrentado al tomar clases en línea es que mi familia interrumpe mis clases o se corta el wifi. Es difícil mantenerse concentrado en este espacio en línea; incluso la escritura de este artículo se ha estado desarrollando con dificultad, pero como cualquier otro estudiante, siempre se encuentra la manera de terminar cada tarea en cuestión.
Ahora que estoy en mi segundo semestre de clases en línea, es difícil imaginarme en el campus ahora. Me he acostumbrado tanto a una rutina en casa que la idea de estar en D.C. está lejos de la realidad. Me ha encantado poder estar cerca de la familia y no tener que sentir nostalgia porque bueno, nunca salí de casa. Por extraño que sea ver a mis compañeros de clase ahora en sus dormitorios durante las llamadas de Zoom, en realidad soy optimista sobre los planes de otoño de AU y espero tener una experiencia universitaria que sea mucho más que solo mirar la pantalla de una computadora todo el día.
Este año escolar ha sido un sueño hecho realidad especialmente para mis papás. Una razón es el descuento que ha proporcionado la escuela por no estar viviendo dentro del campus. Otra es que hemos podido estar en familia y realmente convivir con ellos de manera más cercana. Claro, no siempre es fácil estar atrapada con otras personas por tanto tiempo, pero a veces se siente reconfortante saber que tienes el apoyo y cariño de las personas que han sido tan importantes en la vida.
Una complicación que surge por estudiar en línea es hacer amigos y conocer bien a compañeros. Dado a que no podemos llegar temprano a clases para conocer a los compañeros o estar en el campus para hacer amigos es más complicado socializar con personas de la universidad. Aunque al principio del semestre tenemos la obligación de presentarnos, no siempre logramos conectar con los demás. Especialmente durante la pandemia, estar en casa nos hace sentir aislados. Y viendo en redes sociales que nuestros compañeros o amigos ya disfrutan del campus universitario, es fácil que nos sintamos solos.
Una ventaja o desventaja, dependiendo de cómo lo quieran ver, es que nuestra presencia en clases es más libre. Las clases se graban y tenemos la facilidad de verlas después para estudiar, pero también hace que no prestemos tanta atención al material o hasta que empecemos a hacer otras cosas durante clase, como comer o dormir. Es fácil apagar la cámara, que no es obligatoria, y abandonar la clase, pero también es importante que nos empeñemos en aprender.
Estar en casa tiene sus pros y contras, como cualquier experiencia de la vida. No siempre la vida va a ser como la planeamos, ni tendremos el control de lo que pasa alrededor nuestro. Pero lo que sí podemos controlar es nuestra actitud ante la adversidad y cómo decidimos aprovechar las situaciones que se presentan.