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Friday, Nov. 29, 2024
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Opinión: El efecto desproporcionado de la deuda estudiantil en la comunidad latina

El sistema crea un ciclo de deuda perpetua que limita el progreso económico de los estudiantes latinos

From the Newsstands: This story appeared in The Eagle's April 2022 print edition. You can find the digital version here

La deuda estudiantil es la nube oscura sobre la mayoría de los estudiantes universitarios al decidir a qué institución asistir. La carga financiera es un tema de conversación común dado el efecto negativo que tiene sobre los estudiantes y su futuro. Sin embargo, los nuevos datos de la Agencia de Protección de Préstamos Estudiantiles muestran que la deuda estudiantil afecta desproporcionadamente a la comunidad latina e impulsa la desigualdad económica en todo el país. 

Un informe publicado por la agencia en 2020 titulado “Deudas Dispares” concluye que la crisis de la deuda estudiantil tiene un costo significativo en las comunidades de color y perpetúa las disparidades raciales. Para empezar, la mediana de riqueza de hogares de raza blanca es diez veces mayor que la de un hogar latino. Esto significa que los estudiantes latinos no pueden responder con el mismo nivel de ingreso familiar para financiar sus estudios. 

Profundizando en los detalles, el 72 por ciento de los estudiantes latinos obtienen un préstamo para asistir a la universidad, en comparación con el 66 por ciento de los estudiantes blancos. Si bien la diferencia es solo de un seis por ciento, los datos también muestran que 12 años después de asistir a la universidad, los prestatarios latinos todavía deben el 83 por ciento de sus préstamos en comparación con el 65 por ciento de los prestatarios  blancos. 

Ahí radica la desafortunada dualidad de la situación. Los hogares latinos tienen que pedir prestado más y tienen menos ingresos para pagarlo, creando un ciclo de deuda interminable que mantiene a la comunidad rezagada económicamente. 

Se podría argumentar que los hogares blancos, en promedio, logran más grados de educación, por lo que tienen más ingresos para pagar los préstamos. La lógica sería que un mayor logro educativo es la solución para las disparidades en la comunidad latina. 

Sin embargo, los datos muestran que este no es el caso. Las familias latinas con dos adultos con títulos universitarios ganan el 70 por ciento de lo que ganan las familias blancas con el mismo nivel de educación, lo que demuestra que la respuesta no es tan simple como estudiar más o trabajar más duro.   

Las implicaciones del ciclo de deuda estudiantil al que se enfrenta la comunidad latina determinan dónde van a la universidad, la probabilidad de finalizar sus estudios y su seguridad financiera en el futuro. Una encuesta de estudiantes que no completaron sus títulos universitarios llevada a cabo por UnidosUS encontró que la comunidad latina es más reacia a las deudas. 

La investigación concluye que los latinos son más propensos a negarse a acumular deudas, pues temen que endeudarse sea el presagio de la ruina financiera para sus familias. La aversión a la deuda es una de las principales razones por las que se niegan a asistir a la universidad en primer lugar, junto con los costos de transporte y el costo general de la universidad. 

Esto demuestra aún más el sentimiento de que la comunidad latina se enfrenta a más barreras financieras para ingresar en la universidad que las basadas en el mérito. Pueden inscribirse y terminar sus estudios, pero las disparidades económicas los están frenando. Los préstamos estudiantiles deberían darles la libertad financiera para asistir a la universidad, pero eso los pone de nuevo en un ciclo de deuda aparentemente ineludible. 

El propósito de esto no es victimizar a la comunidad latina ni demonizar a los hogares no latinos, sino resaltar las desventajas estructurales creadas por el actual sistema de préstamos estudiantiles.

En febrero, AU anunció un aumento en el costo de la matrícula en un 5 por ciento en dos años que financiará un aumento del 9 por ciento en la ayuda financiera. Sin embargo, según PrepScolar, el 80 por ciento de los estudiantes en AU reciben asistencia financiera en comparación con el 92 por ciento de la institución privada sin ánimo de lucro promedio. Es decir, una brecha de un 12 por ciento que AU puede y debe priorizar para llegar al mismo nivel de otras universidades.

Analizando más a fondo las cifras, AU ofrece dinero de subvención de apoyos externos — dinero que un estudiante no tiene que devolver — al 72 por ciento de sus estudiantes, 17 por ciento menos que la universidad privada promedio. Sin embargo, los beneficiados por este apoyo reciben $22,609, lo cual es $6,121 más que lo que reciben estudiantes de otras instituciones. La situación de la ayuda financiada por la universidad misma no es muy diferente: un 71 por ciento recibe apoyo en comparación con el 82 por ciento en otras instituciones. Pero, una vez más, los beneficiarios reciben más dólares que el promedio. 

La idea de darles a menos estudiantes más dinero es un error fundamental en un plan de ayuda financiera, porque se priva a muchos alumnos de recursos para el beneficio de unos pocos. Si bien no estoy diciendo que se dé a todos la misma cantidad de ayuda financiera, creo que el hecho de que AU ofrezca becas a una cantidad significativamente menor de estudiantes que otras instituciones debería analizarse.

Si American University se enorgullece de la importancia que le da a la inclusión, entonces debería abrir su programa de ayuda federal para ayudar a más estudiantes, especialmente porque las subvenciones no solo beneficiarán a más solicitantes que forman parte de minorías, sino a toda la comunidad estudiantil.

Con el número de solicitantes latinos alcanzando niveles récord, una reestructuración del plan de ayuda financiera actual beneficiará a más estudiantes que necesitan desesperadamente esta ayuda. La ayuda financiera es sólo una solución temporal para el problema de la deuda estudiantil, pero es un paso en la dirección correcta para ayudar a las comunidades que más lo necesitan.        


Section 202 hosts Connor Sturniolo and Gabrielle McNamee are joined by fellow Eagle staff member and phenomenal sports photographer, Josh Markowitz. Follow along as they discuss the United Football League and the benefits it provides for the world of professional football.


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